El inteligente editor romano señor A. F, Formiggini, publica en su órgano de librería "L'Italia che scrive", un curioso artículo que tiene el sabor de una originalidad excéntrica.
Del mismo hacemos una breve glosa para solaz de nuestros lectores. Estas son sus palabras: "Vamos a situarnos en el campo de la libre fantasía. Es indudable que el libro, como sale hoy de las prensas o de las casas editoras, y ha sido conservado desde algunos siglos en las actuales bibliotecas, no será concebido igualmente en el porvenir.
Primero de todo, faltará la materia natural en que imprimirlo, y con el tiempo aparecerán los medios de sustitución.
Algunos diarios festivos -cual si se tratase de un nuevo monstruo marino- han lanzado una ingeniosa inventiva no exenta de verosimilitud, que puede constituir un vaticinio. Se supone que una gran casa fotográfica habrá resuelto el problema. El libro será reproducido en pequeños films de materia idónea, no inflamable.
Las páginas serán reducidas a pocos milimetros de volumen encerradas en tubitos de aluminio iguales a los preciosos estuches que los farmacéuticos utilizan para ciertos específicos, y ocuparán un espacio mínimo. Una biblioteca de 10.000 volúmenes ocupará no un salón, sino un pequeño mueble. Un fondo bibliográfico, de esos que necesitan ser albergado en un palacio, ocupará apenas una modesta estancia.
Todo el Brítish podrá ser recogido en muy poco espacio.
Las películas tendrán un dispositivo especial con la propiedad de poder iniciar con la primera página la lectura individual. Proyectándose sobre la tela blanca extendida en la pared, servirá para la lectura colectiva o para la enseñanza.
No habrá necesidad de pasar las páginas ni de cortar los pliegos del volumen. El libro raro que hoy no es asequible a los que lo buscan o apetecen, estará a disposición de todos medíante el procedimiento fotoscópico, y su duración será inmensamente mayor.
Naturalmente, que este libro de fantástica creación ultra-nuevo no tendrá páginas; será un rollo continuo como los antiguos papiros; los diccionarios tendrán otro dispositivo -una especie de resorte calcográfico- para obtener la palabra deseada.
La tipografía del futuro, transformada, Dios sabe cómo, no estampará más libros. Se convertirán las imprentas en laboratorios y bastará con obtener el negativo de los manuscritos y tirar de copias hasta el infinito".
Si esta fantasía de verano se cumple, ¿qué harán los libreros? Dedicarse a vender los libros editados en nuestro tiempo y anteriores como objetos raros y curiosos, haciéndolos pagar a peso de oro.
El libro fotoscópico es una cosa imaginativa; pero de menos nos hizo Dios, y el hombre ha llegado a ser la obra más perfecta de la creación.
El porvenir es siempre una incógnita....
Reseña aparecida en el Número 15 de "La Gaceta del Libro", en el año 1936.
| Redacción: LibroBolsillo / LibroBolsillo.blogspot.com
Es curioso cómo falla cuando intenta adelantarse a la implementación, lo cual es lógico con los adelantos electrónicos, pero como acierta de pleno en cuanto a conceptos.
ResponderEliminarSí, muy cierto. En los aspectos genéricos aciertan, pero en los detalles normalmente todos desafinan.
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