"Procuraba lo más que podía traer a Jesucristo, nuestro bien y Señor, dentro de mí presente; y ésta era mi manera de oración". (Santa Teresa de Jesús).
La Conferencia Episcopal Española, dentro de su Comisión para la Doctrina de la Fe, ha publicado unas orientaciones tituladas: "Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. Orientaciones doctrinales sobre la oración cristiana". Es una nota doctrinal que "quiere mostrar la naturaleza y la riqueza de la oración y de la experiencia espiritual enraizada en la Revelación y Tradición cristiana, recordando aquellos aspectos que son esenciales, ofreciendo criterios que ayuden a discernir qué elementos de otras tradiciones religiosas, muy difundidas hoy en día, pueden ser integrados en la práctica cristiana de la oración y cuáles no". Más allá de este aspecto un tanto polémico, se trata de una nota que por encima de todo nos ayuda a descubrir la necesidad que tenemos de orar, para poder ser en verdad cristianos.
Seguro que ya lo sabemos, pero está bien que nos lo recordemos de vez en cuando. No hay verdadero cristiano sin oración. En este sentido es especialmente interesante el apartado cuarto, que nos presenta los elementos esenciales de la oración cristiana. Y comienza presentándonos la oración de Jesús como modelo de la oración cristiana. La oración de Jesús es expresión de su condición de Hijo Amado. Por eso el cristiano ora porque en Jesús ha sido, él también, hecho "hijo de Dios". Nuestra oración es, como la de Jesús, expresión de nuestra relación filial con el Padre Dios. Por eso también oramos como Cristo oró y como Él nos enseño, y el Padre Nuestro es el criterio y modelo de toda auténtica oración cristiana. Y Dios es también la meta de la oración: oramos para llegar a Dios; para estar con Él. O utilizando las palabras y la experiencia de Santa Teresa de Jesús: oramos para estar con "El Amigo", para "tratar con Él de amistad, estando muchyas veces con quien sabemos que nos ama" (vida, 8).
La oración cristiana no busca "estar bien con uno mismo", sino encontrarse con Dios, a través de la Fe, la Esperanza y la Caridad. En definitiva, oramos porque Jesús oró, como Jesús oró, y para lo que Jesús oró. Comenzar un nuevo curso pastoral puede ser un buen momento para renovar nuestro deseo de orar y nuestro compromiso de empeñarnos en profundizar en este camino de la oración.
Las "Orientaciones doctrinales sobre la oración cristiana" se puede descargar gratuitamente en pdf desde éste enlace directo, o bien desde la librería del Oratorio Carmelitano (Google Drive, sección "Guías").
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